Cómo reducir los efectos del vino sobre los dientes

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Cómo reducir los efectos del vino sobre los dientes

Blancos o tintos, los vinos generan sensaciones de placer y mejoran el ambiente de una cena o de un almuerzo. Pero cuidado: más allá del bienestar, los ácidos presentes en los vinos tienen la capacidad de desgastar el esmalte dental, dejando su estructura más susceptible a ser atacada por otros productos, como el azúcar. Y, al contrario de lo que se cree, son los vinos blancos los más perjudiciales para la salud bucal.

 Foto: ThinkStock
Durante el consumo del vino, toma agua. Aún mejor si es agua con gas, pues la carbonatación ayuda a proteger los dientes.

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«El vino blanco es más ácido y tiene un mayor impacto sobre el esmalte dental, ya que el exceso de acidez deja los dientes más propensos a mancharse con los pigmentos de otros alimentos, como el vino tinto, café, té, tomate, chocolate, entre otros», dice el dentista Leon Américo do Nascimento, especialista en rehabilitación y estética oral de la WellClinic.

Por lo tanto, la combinación de dos tipos de vino puede ser aún más agresiva para los dientes. El hábito que tienen algunas personas de empezar la comida con un vino blanco para el aperitivo, y luego tomar otro tinto durante la comida, puede ser muy peligroso. La acidez del vino blanco deja los dientes más porosos y más propensos a absorber los colores naturales del vino tinto.

Consejos para reducir los efectos

Pero eso no quiere decir que debes dejar de tomar vinos. Para mitigar los efectos nocivos de esa bebida, existen algunos trucos que te pueden ayudar.

Para empezar, la higiene oral diaria es lo más importante. «Cepillarse los dientes y beber mucha agua (que estimula la salivación) ayudan a diluir y neutralizar los ácidos presentes en el vino», dice León.

Además, es importante lavarse los dientes una hora antes de consumir vino. De esa manera, el sabor de la bebida no queda alterado y los dientes permanecen más protegidos, con la superficie limpia.

Durante el consumo del vino, toma agua. Aún mejor si es agua con gas, pues la carbonatación ayuda a proteger los dientes.

No te cepilles los dientes inmediatamente después de beber vino. En ese momento, la acidez bucal deja los dientes más sensibles a la abrasión y el cepillado puede dañar el esmalte. Lo ideal es dejar trabajar la saliva para reducir la acidez de la boca.

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